Las cooperativas productivas juveniles, una opción de futuro para los jóvenes ubalenses

Estudiantes de sexto grado en entrevista sobre la proyección cooperativa de la panadería escolar.

Dos modelos de negocio despertaron el espíritu de trabajo cooperativo de los estudiantes del Instituto de Promoción Social de Ubalá, con el que apuntan a lograr el desarrollo integral de su comunidad: desde la panadería del colegio y las huertas escolares hasta el turismo en torno a la represa del Guavio y las bellezas de la región

“Cuando los niños y las niñas tienen sus grupos y comparten algo en común, ¡Son emprendedores! ¿Cómo avanzar para que los transformen en una cooperativa infantil?”.  Con esta premisa se desarrollaron los talleres de formación de cooperativas con estudiantes del Instituto de Promoción Social en Ubalá, Cundinamarca, donde los niños, niñas y jóvenes ya vienen desarrollando su espíritu creativo y emprendedor con el impulso de sus docentes.

El ejercicio pedagógico, realizado bajo el convenio de las cooperativas Cootradecun y Cometa, sin duda abrió oportunidades a los jóvenes de este plantel educativo para impulsar la transformación de sus experiencias de emprendimiento y sus ideas de negocio en cooperativas productivas juveniles. Algunas están basadas en la producción agropecuaria de la región, en la riqueza turística de la provincia del Guavio y en otras opciones económicas, gestadas por el espíritu transformador de las nuevas generaciones, que bien pueden acoger las bondades de las cooperativas productivas juveniles para asociarse e incursionar en escenarios socioeconómicos y financieros justos, en igualdad de condiciones.

Emprendimientos juveniles

“Lo que más me gusta es cuando el pan está recién hecho, porque cuando está caliente se vende más y es más delicioso”, revela el joven Eduard del grado sexto, quien oficia como tesorero de la panadería. “Yo recojo el dinero mientras otro compañero lleva el producto, otro hace la promoción y otro ayuda a entregar el pan. Me gusta manejar la plata, cobrar a los clientes y hacer las cuentas. Lo que se recoge se lo entregamos al profe y él lo usa para comprar más ingredientes y hacer variedad de productos como mantecadas y tortas”. El pan se vende a 500 y en un día se hacen entre 15 y 30 mil pesos dependiendo del producto.

Al preguntarle si la panadería podría organizarse como cooperativa, sus ojos brillan y responde con seguridad: “Si llegáramos a dar un paso más, de pronto vender el pan en el pueblo, podríamos crecer hasta formar una cooperativa bien importante”.

Pese a su corta edad, los jóvenes de sexto y séptimo grado son agricultores experimentados que aman lo que hacen. Entrevista sobre las huertas escolares y familiares y las posibilidades de gestar cooperativas con los cultivos de la región.

En el mismo sentido, Keiner, su compañero de grado sexto habla con orgullo de la huerta del colegio y de su casa. “La profesora Yurani nos motiva a sembrar en nuestras casas. Allí tenemos lechuga, cebolla, tomate, acelga, espinaca, cilantro, toronjil, calabaza, frijol y arveja, entre otras verduras”. Pese a su corta edad, es un agricultor experimentado que ama lo que hace y así lo demuestra, al explicar con la seguridad de un experto el proceso del cultivo: “Compramos la semilla, tenemos listo el abono, apaleamos, abonamos el terreno y hacemos las eras. Luego sembramos las semillas y regamos día por medio”. Lo fascinante del proceso es cuando venden la cosecha a los vecinos o a algunas personas del pueblo que tienen supermercados, o las venden en la plaza. Así obtiene ganancias para sus gastos. Keiner, también está convencido de que se podría crear una cooperativa con los productos de las huertas para beneficio de los hogares de su comunidad: “Podríamos unir fuerzas con mis vecinos que también cultivan”, concluye.

Los anteriores, son tan sólo dos modelos de negocio de los estudiantes del Instituto de Promoción Social de Ubalá, quienes despertaron el espíritu de trabajo cooperativo durante las jornadas pedagógicas impartidas en los talleres, donde, entre dinámicas y actividades grupales diseñaron sus propias propuestas, maximizando sus capacidades y talentos para potenciar el desarrollo de cooperativas y con ellas mejorar la realidad de sus familias, con el modelo de economía solidario que apunta al bien común de la región.

Al finalizar los talleres, los jóvenes quedaron motivados a crear emprendimientos cooperativos con los productos de la región y otras ideas de producción, con la seguridad de encontrar en este modelo económico oportunidades de trabajo equitativamente próspero, con bienestar para todos, donde la juntanza libre y democrática, en torno a desarrollos económicos, les permitan solidez monetaria en igualdad de condiciones.

Las semillas cooperativas quedaron sembradas en el terreno abonado de los jóvenes estudiantes, con la seguridad de que la comunidad académica continuará incentivando el espíritu cooperativo para robustecer las oportunidades y el futuro de las nuevas generaciones ubalenses.

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