La experiencia de las Semillas Cooperativas: sembrar y cultivar con el mismo propósito

Motivar la creación de organizaciones solidarias entre los niños, niñas y jóvenes adolescentes fue la apuesta de “Semillas Cooperativas”, un ejercicio pedagógico realizado en convenio entre las cooperativas Cootradecun y Cometa, en los meses recientes, en tres colegios rurales de Cundinamarca: las instituciones El Imparal de Supatá, el Instituto de Promoción Social de Ubalá y el colegio Puerto Bogotá, de Guaduas.

 

Durante el desarrollo del proyecto, los estudiantes tuvieron la oportunidad de reconocer que una cooperativa es un grupo de personas que se unen para lograr algo en común, donde todos reman hacia el mismo lugar y cada uno hace su aporte en tiempo, esfuerzo, ideas, compromiso o incluso dinero, descubriendo que muchas de estas características de una cooperativa ya están presentes en los emprendimientos escolares y en sus dinámicas culturales que desarrollan de tiempo atrás, con la orientación y acompañamiento de sus profesores.

Diversidad de emprendimientos

Mediante talleres didácticos, y lúdicos, y creativos, las y los niños y los jóvenes lograron identificar principios y valores de la economía solidaria que están presentes en sus emprendimientos y sus proyectos sociales y culturales.

En El Imparal, por ejemplo, desde los primeros años escolares los más pequeños desarrollan su huerta escolar, y aprenden el trabajo en equipo y el amor por el campo y desarrollan habilidades de negocio en torno a la horticultura, cultivando verduras, legumbres y hortalizas, así como aromáticas y suculentas. También experimentan con la cría y levante de pollos en compañía con el colegio.

Los alumnos de bachillerato se forman en el negocio de la panadería, repostería, chocolatería y elaboración de escobas: producen y comercializan sus productos entre todos los estudiantes y las familias. Los cursos más avanzados crean sus propias ideas de negocio, entre las que se cuentan producción de mermeladas y café y sus derivados, entre otros. Un grupo de niñas y niños de 7º grado, con el apoyo de la profe Luz Marina Bueno, tienen ya su cooperativa de producción de chocolatinas que venden en los recreos: su entusiasmo y su trabajo les han permitido generar ingresos y ya han multiplicado su aporte inicial.

Por su parte, en el Instituto de Promoción Social de Ubalá los emprendimientos se congregan en torno al turismo propio de la región del Guavio, la huerta, la panadería y la cafetería escolar. Los niños y las niñas producen alimentos a partir de la valoración de los productos propios de la región, han vislumbrado los alcances turísticos de su municipio y la región circundante y han aprendido a trabajar de manera colectiva en la producción de pan, con el apoyo del instructor del SENA y en la administración de la tienda escolar, dimensionando el valor de la economía solidaria.

Entre tanto, en el colegio Puerto Bogotá la Banda Marcial se inspira para la creación de su cooperativa que les permita la generación de ingresos para hacerla sostenible y mejorar su proyección, partiendo de las dinámicas económicas de los estudiantes, como el reciclaje, la cafetería escolar, entre otras. Todos constituyen un terreno abonado donde las semillas cooperativas “sembradas” durante los talleres entran a fortalecer el ejercicio económico y a despertar la sensibilidad de los jóvenes por la solidaridad, base del cooperativismo, para dar así frutos que redunden en el bienestar no sólo de los estudiantes y el plantel, sino de la comunidad y el territorio que habitan.

La economía solidaria inspira las nuevas generaciones

Con la participación activa en los talleres, los niños, niñas y jóvenes adolescentes de los tres colegios participantes tuvieron la oportunidad de descubrir que, aunque de manera orgánica, sus emprendimientos escolares poseen características de organizaciones solidarias. Verbigracia la panadería en el Instituto de Promoción Social de Ubalá donde cada estudiante hace un aporte inicial para lograr la primera producción y con la venta de los productos se financian las producciones posteriores y las utilidades se distribuyen entre los estudiantes participantes al final del año.

El objetivo común de los docentes es que, con experiencias de panadería, huerta, turismo, etc., aunados a los conocimientos de economía solidaria, los estudiantes tengan opción de emprender a futuro cuando egresen del colegio y aprendan a asociarse y generar sus ingreso dignos y sostenibles en conjunto y contribuyan a su comunidad.

También lograron integrarse en ambiente fraterno donde dejaron volar la imaginación para crear sus propias cooperativas con reglas de juego básicas y roles asignados por ellos mismos, logrando diseñar su propia identidad organizacional, con nombre, logotipo, slogan, objetivos, cargos y hasta mascota empresarial. Sin duda, un trabajo enriquecedor y transformador en las mentes soñadoras de los estudiantes.

Como parte del proceso de las Semillas Cooperativas, los estudiantes y docentes asumieron el compromiso de continuar preparándose para cultivar la economía del bien común, integrando no solo la comunidad educativa sino a todos los vecinos del territorio.

 

Etiquetas: Sin etiquetas

Los comentarios están cerrados.